¡Bienvenido a casa!
Comenzamos el año con un nuevo miembro en la familia, un perrito de corta edad que acaba de dejar los cuidados de su mamá y la compañía de su manada para vivir con nosotros. Sabemos lo que implica tener a un ser vivo tan maravilloso en nuestra casa: es un nuevo estímulo, una fuente de alegría y amor incondicional para todos y para que crezca feliz y poder forjar un vínculo especial con él, deberemos ofrecerle los mejores cuidados para su salud física, emocional y mental. En este artículo te explicamos cómo cuidar a tu cachorro y hacer que su vida y la tuya merezcan ser vividas.
Cachorro de Jack Russell Terrier conoce a su familia humana
Sin duda, la decisión de adoptar o de comprar un cachorro es de las más trascendentes de nuestra vida, ya que al igual que ocurre cuando nace un hijo humano, desde el momento en que llega a nuestra casa sabemos que deberemos hacernos responsables de su salud y bienestar como uno más de la familia. Por su parte, ese cachorro nos amará sin condiciones y nos dará mucho más de lo que pudimos imaginar: alegría, compañía, nos enseñará lo que es el respeto y el cuidado de otro ser vivo…¡todo un reto de crecimiento personal y animal!
Para recibir a nuestro cachorro como se merece, deberemos antes de nada preparar la casa y convertirla en un lugar seguro y confortable. Un cachorro es movido y curioso por naturaleza y por desconocimiento puede acabar mordiendo, comiendo o explorando cualquier cosa que llame su atención, por tanto:
- Evita mantener productos de limpieza, medicamentos o sustancias químicas a su alcance.
- Muchas plantas decorativas pueden ser tóxicas para él, por tanto, procura no tener en su entorno aloes, bulbos como jacintos, narcisos, tulipanes, azaleas, crotones, calanchoes, hortensias…Si las tienes en el jardín deberás vigilar que no las ingiera.
- Protege los enchufes y cables.
- Cierra la basura con tapadera.
- Comprueba que no se pueda caer por las escaleras, balcones, ventanas…
- Si tienes jardín, comprueba que no haya agujeros en la valla para que no se escape y que no haya hoyos en el suelo, fertilizantes, herbicidas o raticidas.
- La zona de la casa destinada al cachorro será aquella en la que pases más tiempo, para poder vigilar sus movimientos y enseñarle. Puede ser interesante delimitar un espacio en el salón con una valla para bebés, aunque cuando te ausentes deberás dejarlo en una habitación segura.
Busca un veterinario de confianza
Aunque antes de adoptar o comprar tu cachorro este seguramente ya habrá pasado por supervisión veterinaria y tendrá un microchip identificativo, deberás buscar un veterinario de confianza cerca de donde vives que pueda conocer y supervisar a tu mascota, orientarte sobre los principales cuidados de salud y alimentación que requiere para su edad y en etapas sucesivas, y establecer un calendario de revisiones periódicas en las que se contemple su desparasitación interna y externa, las vacunaciones y el seguimiento de su salud. De la misma manera, será interesante que tengas a mano el teléfono de algún hospital veterinario por si surgiera alguna emergencia.
El ansiado encuentro
Para los miembros de la casa que esperan el ansiado encuentro con el cachorro, verle y poder acariciarle es un momento mágico que requiere de sus rituales para una buena bienvenida. Si tienes hijos pequeños es importante decirles que deberán tener cuidado al tratar al perrito. Lo mejor es que le reciban en calma y sentados para que sea él quien vaya a su encuentro. Si tienes algún perro adulto o mayor viviendo ya en la casa desde hace años puede que a este le resulte más difícil compartir su territorio con el nuevo, con lo cual siempre es mejor que primero se conozcan, se olfateen y jueguen en un terreno neutral (en la calle, en un parque…) donde el perro mayor no se mostrará tan territorial.
Cuida su alimentación
- Sobre la alimentación de tu cachorro, debes tener en cuenta que durante el periodo de crecimiento, el aporte nutricional que necesitará para favorecer sus niveles de energía y desarrollo es mayor que el de un perro adulto, pero las raciones deberán ser controladas para evitar sobrepeso y posibles problemas en sus articulaciones. La etapa de crecimiento es de 8 a 10 meses en perros mini (menos de 10 kg); de 12 meses en perros medianos (de 11 a 25 kg); de 15 meses en perros maxi: pastores alemanes, labradores, golden retriever… (de 26 a 44 kg) y de 18 a 24 meses en razas gigantes, como San Bernardo, mastín…(más de 45 kg).
- Después del destete, que se suele dar sobre los 40 días después de su nacimiento, el cachorro está preparado para ingerir alimentación blanda o pienso mezclado con agua tibia. Lo ideal es que tome pequeñas raciones unas tres o cuatro veces al día (hasta los 4 meses en razas mini, luego ya 2) y en razas medianas y grandes hasta los 6 meses), de forma regular y en el mismo comedero, para que se acostumbre y adquiera buenos hábitos (los de acero inoxidable resultan ideales porque no puede morderlos). Asimismo es de vital importancia que disponga de un bebedero con agua fresca, que deberás cambiar a diario.
- Para su nutrición puedes optar por alimento preparado: pienso con ingredientes de alta calidad indicado para su edad o alimento húmedo (latas, bolsitas…) También puedes darle comida casera a base de carne, verduras y arroz, aunque esto representa un problema si no puedes cocinar regularmente y la dieta no acaba siendo equilibrada, ya que el cachorro puede no recibir la cantidad necesaria de nutrientes y sufrir trastornos en su crecimiento que comprometan su salud.
- Lo interesante es que cuando recibas a tu cachorro, este pueda seguir ingiriendo el alimento que tomaba en el centro de adopción o con el criador e ir cambiándolo de forma gradual durante al menos 7 días, si deseas introducir otro alimento. Los primeros dos días puedes darle el 75% de su alimento habitual, los días 3 y 4, el 50%, los días 5 y 6 el 25% y el 7º día puedes darle ya el 100% del nuevo. De esta manera, minimizarás el riesgo de que tu perro sufra estrés digestivo o diarrea. Será interesante además que no lo acostumbres a comer golosinas o productos que él no necesita. El chocolate es tóxico para él, por ejemplo y darle queso, azúcar o una rebanada de pan puede provocarle trastornos gastrointestinales.